Sopor Aeternus & The Ensemble of Shadows: La Chambre d’Echo.
In visions of the dark night
I have dreamed of joy departed;
But a waking dream of life and light
Hath left me broken-hearted.
Edgar Allan Poe.
El gótico vivió uno de los momentos más sublimes de su historia con la aparición de dos álbumes: Dead Lover’s Sarabande y Songs from the inverted womb de Sopor Aeternus. Nunca antes se había expresado el dolor y la tristeza, la desesperanza y la angustia, la fatalidad y la desesperación, de una manera tan magistral. La combinación austera de instrumentos como maderas, cuerdas y metales, las melodías y armonías que recuerdan el medioevo (bosques encantados y castillos perdidos en algún confín desolado), y las letras desgarradoras que reclaman con estremecedores lamentos un auxilio que previamente saben que nunca llegará, se amalgaman para formar uno de los proyectos mejor logrados en la joven historia del movimiento Dark.
Posteriormente, Sopor Aeternus sacó a la luz (o a la oscuridad) un disco que expandió las propuestas que venía haciendo la música gótica, para situarse en el terreno de las obras de arte clásicas de tema “vampírico”. Aunque poco conocida, Es Reiten die Toten so Schnell es la obra musical mejor lograda del género vampírico, por su calidad y su brillantez de concepción, y no por su popularidad. Se encuentra al lado de Drácula en la literatura y de Nosferatu: eine Symphonie des Grauens de F. W. Murnau, en el cine. Se aprecia un trabajo minucioso y paciente por parte de Anna-Varney, ya que el disco constituye la concienzuda, genial y madura recomposición de varios temas de su primera producción. En síntesis, desde hace tiempo Sopor Aeternus, como un gigante, viene produciendo, sin ningún tropiezo, material de la más alta calidad.
Su última creación, La Chambre d’Echo, es un disco con notables diferencias respecto de los anteriores, pero en el que persiste la esencia del grupo. Desde el disco anterior se notaba ya la influencia de una figura central en el rock gótico: Rozz Williams. Dicha influencia se reafirma no sólo por los elementos musicales sino también por la concepción entera del álbum. Es una obra surrealista en su totalidad: musical, literaria y gráficamente. Las letras ya no se concentran en el dolor y la angustia; ahora invitan a una reflexión altamente imaginativa acerca de las cuestiones más trascendentales de la vida, el mundo, el espíritu y lo que percibimos como realidad.
Aunque Anna-Varney sigue recibiendo una valiosa ayuda por parte de distinguidos músicos invitados a ejecutar los instrumentos naturales, los instrumentos electrónicos ocupan un lugar que nunca habían tenido en discos anteriores. Los elementos de música electrónica, aunque nada sofisticados, son muy interesantes y son una parte esencial del disco (incluso, hacen recordar los mejores tiempos de New Order). Los instrumentos naturales han perdido el dominio en la sonorización, pero no por eso su fuerza y relevancia.
Un disco en el que se detectan rasgos pronunciados de los grupos más representativos de la escena Dark como Dead Can Dance, Bauhaus, London After Midnight, o Shadow Project. A pesar de ello, el disco no resulta ser una copia de las bandas antes mencionadas. Son pues, notables las influencias, pero mucho más lo es su originalidad y el sello inconfundible de Sopor Aeternus.
Anna-Varney ha dejado el romanticismo puro, para combinarlo con el surrealismo y con una infinidad de detalles adquiridos de diversas fuentes, logrando una riqueza admirable.
Por Teilaetxe.
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